La Paz, 25 sept (YN).- El del lunes, es uno de los pocos hechos trágicos ocurridos en la vías yungueñas en que los choferes no tienen culpa alguna. El alud cayó el momento menos esperado y, cuando intentaban reaccionar, sus vehículos ya habían sido afectados por la pesada carga que cayó del cerro. ¿Hay algún culpable?
Algunos dirigentes del autotransporte yungueño -entrevistados por Bolivisión- y comunarios de la zona -según La Razón- han apuntado su dedo acusador a la empresa Arbol, responsable de la ampliación y asfaltado de la carretera que va a Caranavi, que habría removido carga en la parte su perior del lugar del hecho.
Ejecutivos de la empresa, al igual que el jefe de Operaciones del Grupo SAR Bolivia, Edwin Molina, han desmentido ese extremo. Según ellos, el incidente tiene causas totalmente naturales.
En contacto con la Red Erbol, la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) se ha comprometido a investigar lo ocurrido para establecer si existen responsables de la tragedia que cobró al menos 20 vidas y dejó heridas a casi 30.
Lo evidente es que hechos como este, en los que un verdadero alud tapa o empuja al barranco a dos vehículos que pasan por el lugar, no tienen antecedente. Se han dado casos en que una roca o una piedra que se desprende del cerro provoca accidentes, pero nunca una carga de esta magnitud.
Y es aquí que uno se pregunta si, en los tiempos del GPS y los avances tecnológicos, ¿no será acaso posible contar con sistemas de alerta temprana que nos permitan detectar que esa masa de tierra está por venirse abajo y es necesario bajarla antes de que provoque tragedias como la que hoy llora la región yungueña?